La autoestima está muy relacionada con la satisfacción que
una persona tiene con respecto a sí misma y a su vida. Una persona con baja
autoestima difícilmente se sentirá satisfecha y se sentirá
incapaz de conseguir aquellos objetivos que la llevarían a sentirse a gusto
con ella misma. La baja autoestima suele manifestarse en una autocrítica
constante de la persona a sí misma, autoevaluaciones negativas, culpa,
sentimientos de inferioridad, predicciones de fracaso, alta frustración ante
errores, inseguridad ante situaciones cotidianas y en las relaciones
interpersonales y poca o ninguna autoafirmación ante los demás (problemas de
asertividad).
Las
personas con déficit en habilidades sociales experimentan aislamiento
social, rechazo y una baja autoestima, como consecuencia de percibirse a sí
mismas como incompetentes socialmente. Cuando las habilidades sociales son
apropiadas, el resultado es un mayor sentido de autoeficacia y un mayor
reforzamiento social positivo, tanto a corto como a largo plazo.
Las habilidades sociales son una serie de conductas (y también
pensamientos y emociones), que aumentan nuestras posibilidades de mantener
relaciones interpersonales satisfactorias y conseguir que los demás no nos
impidan lograr nuestros objetivos. Una persona con habilidades sociales
busca alcanzar sus propias metas pero también tiene en cuenta los intereses
de los demás, y cuando entran en conflicto trata de encontrar, en la medida
de lo posible, soluciones satisfactorias para ambos. Como sabemos, las
relaciones interpersonales son una necesidad primordial en nuestra vida,
ellas suponen gran parte de nuestro bienestar, y como tal, también son un
foco importante de estrés y conflicto si no se desarrollan de manera
adecuada.
La asertividad es uno de los componentes fundamentales de las
habilidades sociales junto con la autoestima, la empatía y la inteligencia
emocional. Una persona asertiva posee una actitud de autoafirmación y
defensa de sus derechos personales, incluyendo como parte de ellos la
expresión de sus propios sentimientos, preferencias, opiniones y necesidades
de una manera adecuada, y respetando a su vez los derechos de los demás. La
asertividad y la autoestima están muy relacionadas. El objetivo de la
asertividad es ayudarnos a ser nosotros mismos y a mejorar nuestra relación
con los demás, haciéndola más directa y honesta. Podríamos decir que la
asertividad es la expresión de una sana autoestima en nuestra relación con
los demás.