Terapia psicológica en Granada para el Trastorno por Estrés Postraumático

El trastorno de estrés postraumático es un problema de ansiedad que suele aparecer en personas que han sufrido un acontecimiento altamente peligroso y desagradable (traumático), que pone en juego la integridad física y/o psicológica de la persona, como víctima, o de alguien, si es un hecho observado. Tal suceso puede ser, entre otros: un accidente de tráfico, una violación o abuso o agresión sexual, una agresión física, un atentado terrorista, un terremoto o un secuestro.

Las personas que lo sufren, suelen reexperimentar mentalmente lo sucedido, a través de pensamientos e imágenes mentales recurrentes y pesadillas relacionadas con el suceso, tienen altos niveles de ansiedad general, fácil sobresalto, depresión, y suelen evitar cualquier situación que les recuerde lo sucedido.

En este trastorno, aunque en algunos casos será necesaria medicación, es necesario un tratamiento psicológico, para superar el suceso y recuperar la funcionalidad en la vida diaria.

El trastorno por estrés postraumático ha aparecido en un elevado porcentaje de las víctimas del 11-M, en los soldados destinados en Irak y entre los iraquíes, por sólo citar los ejemplos más conocidos y recientes.

Criterios diagnósticos del DSM-5 para el Trastorno de Estrés Posraumático

Según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 5ta edición), los criterios diagnósticos para el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) son los siguientes:

  1. Exposición directa o indirecta a un evento traumático: La persona debe haber experimentado, presenciado o confrontado directamente un evento o eventos que involucren muerte, lesiones graves, amenazas a la integridad física propia o de los demás. También puede incluir la exposición repetida o extremadamente traumática de detalles del evento.
  2. Intrusión de síntomas: La persona experimenta recuerdos recurrentes y angustiantes del evento traumático, sueños perturbadores relacionados con él o flashbacks (sentirse como si estuviera reviviendo el evento). También puede haber reacciones intensas y angustiantes a estímulos que se asemejan o recuerdan al evento traumático.
  3. Evitación: La persona evita los recuerdos, pensamientos o conversaciones asociadas con el evento traumático. También puede evitar lugares, personas o situaciones que le recuerden el evento.
  4. Alteraciones negativas en el estado de ánimo y cogniciones asociadas: Esto puede incluir dificultades para recordar aspectos importantes del evento traumático, creencias negativas sobre sí mismo o el mundo, sentimientos persistentes de culpa, falta de interés en actividades previas y sentimientos de desapego o desconexión de los demás.
  5. Cambios en la reactividad y la respuesta fisiológica: La persona puede experimentar hipervigilancia, respuestas de sobresalto exageradas, irritabilidad, dificultades para conciliar el sueño o mantenerlo y comportamientos autodestructivos.

Para recibir un diagnóstico de TEPT, estos síntomas deben estar presentes durante al menos un mes y causar un deterioro significativo en el funcionamiento social, ocupacional u otras áreas importantes de la vida de la persona.

Componentes principales del tratamiento cognitivo-conductual para el trastorno por estrés postraumático

La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un enfoque eficaz para tratar el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). Sus componentes principales incluyen:

  1. Educación sobre el TEPT: El terapeuta proporciona información sobre los síntomas, las reacciones normales al trauma y los mecanismos subyacentes del TEPT. Comprender cómo funciona el trastorno puede ayudar al paciente a normalizar sus experiencias y reducir la culpa o la vergüenza asociadas.
  2. Exposición: La exposición gradual y controlada a los recuerdos o estímulos relacionados con el trauma es un componente esencial de la TCC para el TEPT. Puede realizarse a través de la exposición en imaginación o la exposición en la vida real. El objetivo es reducir la evitación y la respuesta de miedo asociada al trauma, permitiendo así la habituación y la disminución de la respuesta emocional negativa.
  3. Técnicas de manejo de la ansiedad: Se enseñan estrategias de relajación, respiración profunda y otras técnicas para ayudar al paciente a manejar la ansiedad y las respuestas fisiológicas relacionadas con el TEPT. Esto incluye aprender a reconocer las señales de estrés y utilizar técnicas de autorregulación para controlar la activación emocional.
  4. Entrenamiento en habilidades para la vida: Se enseñan técnicas y estrategias de afrontamiento efectivas para manejar el estrés, regular las emociones y resolver problemas. Esto puede incluir habilidades de comunicación, resolución de conflictos y establecimiento de límites personales.
  5. Terapia cognitiva: Este componente se centra en identificar y cuestionar pensamientos disfuncionales o distorsionados relacionados con el evento traumático. El terapeuta ayuda al paciente a examinar y reemplazar las creencias negativas por pensamientos más realistas y adaptativos.
  6. Prevención de recaídas: Se brinda apoyo y se enseñan estrategias para prevenir recaídas y mantener los logros alcanzados durante la terapia. Se fomenta la práctica continua de las habilidades aprendidas y se identifican posibles desencadenantes o situaciones de riesgo.

Es importante destacar que la terapia cognitivo-conductual puede adaptarse a las necesidades individuales de cada paciente, para optimizar los resultados.

Centro de Psicología AARON BECK